Septiembre

 Y ahora que estoy a punto de irme me recorren mil pensamientos por esta cabeza que no sabe aún dónde está. Mucha incertidumbre y ganas de comenzar de cero en otro lugar... Aunque todavía no sé cómo voy a afrontar todos estos cambios sin los míos cerca.

Aún quedan mil cosas por hacer, preparativos, una lista en mis notas de qué no se me puede olvidar... Y mi cabeza solo piensa en ellos. Aún no me he ido y ya llevo una semana despidiéndome porque sé cuánto voy a echar de menos esto. Pero la verdad es que no sé cómo se despide alguien de un sitio al que no sabe cuándo podrá volver. O al que sabes que no vas a poder volver todo lo que quisieras. 

Me despido hasta de las puertas, es surrealista. De todos los lugares de mi casa que han sido refugio en muchas ocasiones, pero mucho más este último año. De mi perra que ha visto más lágrimas mías que nadie. De mi hermana que en situaciones como ésta te das cuenta de lo poco que le dices que la quieres y lo mucho que le agradeces que esté ahí para todo. De mi hermano que se está haciendo mayor y ya me veo venir que va a medir 2m cuando vuelva a verlo. De mis padres que no tienen ni idea de lo mucho que pienso en lo que les debo por permitirme vivir la experiencia que me están regalando y lo mucho que los voy a echar de menos. 

Lo que sí está claro es que como me siento aquí no me voy a sentir en ningún sitio. Pero es hora de emprender el vuelo una vez más y echarle ovarios a esto que mamá y papá desafortunadamente no nos van a durar toda la vida. Hay que aprender a irse y a labrarse un futuro que ojalá y pronto esté más cercano. Para poder tener la vida que siempre he querido debo hacer el esfuerzo de separarme mucho más de lo que lo había hecho hasta ahora y pasar estos meses fuera, haciendo lo que me gusta, pero lejos.  

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