Entradas

.

Nunca lo entenderé. Si desde dentro me veo como una persona con la que cualquiera adoraría estar, si soy la típica persona que puede darte estabilidad y algo idílico sin pedirte nada a cambio más que reciprocidad. ¿Por qué nadie ve eso en mí? ¿Por qué todos se quedan en la capa externa y no se atreven a conocerme en profundidad? ¿Tanto asusta que te quieran bien?   Esta respuesta ya la sé. Y desgraciadamente es que sí. Asusta que te quieran como nunca antes lo han hecho. Asusta que te cuiden las heridas como nadie jamas ha sabido. Asusta que te traten con respeto y sin faltártelo nunca. Asusta y mucho, que sepan cada debilidad tuya y traten de cuidarla y jamás tocarla con maldad. Y es que todo esto asusta porque en el momento en que esa persona sabe todo eso de ti, te quedas desnudo, dándole el poder de herirte en cualquier momento que desee. Lo que no se imaginan, pobre ilusos, es que en ese mismo instante en que la otra parte tiene toda esa información sobre ti, ya nunca más querrá i

Escrito un 27 de Junio de 2022

 He estado dando mil vueltas a cómo empezaría esto ya que llevo preparándome mentalmente para la despedida mucho tiempo, pero creo que nunca llegaré a saber despedirme del todo de aquellos que me dejan marca.  Creo que eso también dice mucho de las personas. El no saber despedirse. O el no querer. Sí, más bien es eso, porque si no te despides es como que dejas esperanza para un nuevo reencuentro pronto. Y yo solo pido que me concedáis ese deseo y que no pase mucho tiempo hasta que os vuelva a ver.  Bien sabe Dios que me vine aquí con el miedo más grande que se puede tener tras estar sumergida en una oscuridad duradera que llevaba incrustada algún tiempo.  Un día de Agosto sin saber muy bien qué hacía hice una búsqueda rápida en google para encaminar mi futuro, sin esperanza alguna si os digo la verdad. Mi sorpresa llegó cuando un 13 de Septiembre me encuentro montada en un tren, o más bien dos, y viajando sola por primera vez en mi vida. Yéndome exactamente a 883 km de mi casa sin habe
 Escribo esto tumbada en una cama de un sitio recóndito de Cantabria mientras deambulo y recapacito dándome cuenta de lo afortunada que soy. Todos los que me conocen un poquito saben lo triste que es el mes de febrero para mí y para los míos desde hace algunos años. Tal y como se acercaban algunas fechas señaladas, María se transformaba y la tía sonriente y graciosa que hace reír a todo el mundo se venía abajo como el Titanic. Llevaba ya algunos años que no me sentía así de feliz a estas alturas del año. Y, como no podía ser menos, las personitas de las que me rodeo (no sé qué habré hecho en otra vida para merecer esto) han tenido mucho que ver en esto. Es muy fuerte que solo el trascurso de unos meses hagan tanto click en la vida de alguien, tanto como para mirarme al espejo y no saber quién fue esa niña que cruzó el país hace unos meses en busca de un nuevo hogar y con los dedos cruzados por encontrarse con buena gente por el camino.  Quién le iba a decir a esa niña la de historias q

📝

 A principios de año me tocó ser fuerte y a finales me ha tocado ser feliz. Ha sido uno de los años mentalmente más duros de mi vida. Y también ha sido el plot twist más radical de mi vida. Pasé de estar abajo para estar en toda la cima y lo positivo es que se ha ido alargando en el tiempo dejando atrás todo lo gris que me atormentaba. He conocido a personas increíbles de las que no me quiero separar nunca y a las que sé que voy a tener en un futuro sin necesidad de pedirles que se queden. Este año he sabido celebrar todos los logros que he conseguido y he trabajado en mí más que nunca. He aprendido una cantidad innumerable de cosas que no quiero olvidar nunca. Pero he aprendido aún más de los retos que se me han puesto delante. Este año me he replanteado mi vida más que nunca antes y al fin he llegado a la conclusión que llevaba tiempo esperando. Por fin, después de tanto tiempo, he podido decir que soy feliz con la boca abierta. Y que se me presenten los retos que tengan que venir qu

Hace unas semanas

 Este año el otoño está siendo muy distinto. Muy distinto al de hace un año y muy distinto a muchos. Mentiría si dijera que no estaba muerta de miedo antes de venirme aquí.  El miedo a tener tan lejos a los únicos que nunca me han abandonado. Pero también mentiría si no dijera que este sitio está cambiando mis expectativas en cuanto a todo lo que pensaba sobre la vida. Santander me está dando las lecciones más importantes que he aprendido hasta ahora. Me doy cuenta de que hay gente a mi alrededor que son tesoros que tengo que cuidar. También mentiría si dijera que no estoy algo descolocada porque mi vida ha dado un giro de 180° en estos últimos meses de 2021. Pero es que no me quiero ir de aquí. Puede sonar egoísta si pienso que este es mi sitio... pero es que sí es mi sitio. Nunca jamás me había sentido tan plena en ningún lugar, nunca. Muchas personas y lugares se están encargando de ello.

Septiembre

 Y ahora que estoy a punto de irme me recorren mil pensamientos por esta cabeza que no sabe aún dónde está. Mucha incertidumbre y ganas de comenzar de cero en otro lugar... Aunque todavía no sé cómo voy a afrontar todos estos cambios sin los míos cerca. Aún quedan mil cosas por hacer, preparativos, una lista en mis notas de qué no se me puede olvidar... Y mi cabeza solo piensa en ellos. Aún no me he ido y ya llevo una semana despidiéndome porque sé cuánto voy a echar de menos esto. Pero la verdad es que no sé cómo se despide alguien de un sitio al que no sabe cuándo podrá volver. O al que sabes que no vas a poder volver todo lo que quisieras.  Me despido hasta de las puertas, es surrealista. De todos los lugares de mi casa que han sido refugio en muchas ocasiones, pero mucho más este último año. De mi perra que ha visto más lágrimas mías que nadie. De mi hermana que en situaciones como ésta te das cuenta de lo poco que le dices que la quieres y lo mucho que le agradeces que esté ahí pa
 Lo bien que te hace pasar momentos con las personas indicadas en los días indicados. Y es que últimamente estoy muy ocupada siendo feliz. Tanto, que ya no tengo conversaciones mundanas que solía tener por pasar el rato. Ya no gasto tiempo en aquellos que no lo gastan en mí. En cambio ese tiempo lo invierto en cuidarme a mí misma y en estar cerca de todo el que me hace irme a la cama pensando que vaya pedazo de día he pasado.  En los últimos días me han preguntado treinta veces cómo estoy y es que ese es el tipo de gente del que me quiero ver rodeada toda la vida. Esa que te ayuda lo que puede y si no puede te invita a un cubata y todo se arregla un ratito. Con la que puedes hacer planes de un minuto a otro y salen, de los que te impulsan y te hacen disfrutar de los impulsos locos que se os ocurren llevando dos copitas de más.  Últimamente he estado pasando por 180 estados de ánimo al día, pero gracias a ratitos como esos he conseguido que la estabilidad reine en mí. Y es que no hay qu