Pues sí, hoy ya sí. Digo adiós a este nefasto año y pongo esperanzas en el que viene, porque 2020, me has dejado k.o. 

Ya empezaste con mal pie desde el segundo mes del año, mi mes favorito hasta ahora. Te llevaste a un miembro de mi casa y nos dejaste grises para todo el año. El ánimo se fue recuperando un poco con el paso de los días. San Valentín, sorpresa por mi cumpleaños, carnavales... La verdad es que doy las gracias a los que estuvieron ahí conmigo intentando sacarme de casa y haciéndome reír lo que podían. Y os digo una cosa: lo conseguisteis. Al menos por un rato.

 Tuve que posponer mis prácticas unos días pero cuando las empecé no quería que se acabaran, fueron maravillosas. Y llegó el puto bicho. Cuarentena acompañada. Nunca pensé que me lo pasaría tan bien estando encerrada en menos de 30 m². Mis días se resumían en comer, dormir, reírme, hacer ejercicio (lo que podía) y ver El Internado. Y volví a casa y seguí pasándomelo bien, quién me lo iba a decir. No he podido tener más suerte de la familia que me ha tocado. Y en mayo llegó a nuestras vidas una bolita de pelo blanco que nos alegró más aún los días. Y llegó el verano. Un poco de capa caída como el año pasado pero con algunas visitas chulas que me renovaban las fuerzas para los próximos días. Por fin septiembre, "vuelta a la normalidad" o eso pensaba. Pero es un mes raro. Y más raro aún fue octubre que se llevó consigo toda la esperanza que tenía, la alegría, las ganas... el bienestar en general.

 Días negros, muy muy dolorosos. Pero tuve mucho apoyo y poco a poco empecé a escalar el pozo, aunque costaba dolor y lágrimas. Y estas últimas dos palabras han sido las que han definido los siguientes meses, para qué mentir. Soy una persona que se apega mucho a las cosas, a las situaciones y a las personas y me cuesta un mundo salir cuando todo se esfuma. Pero el ver que la vida sigue igual sin mí me hace ver que debo reponerme porque nadie lo va a hacer por mí. Tras muchos días angustiosos parece que lloro menos y empiezo a verlo todo con perspectiva. Me doy cuenta de que tengo mucha suerte por tener conmigo a los míos, sanos y felices dentro de lo que se puede, y que solo por eso ya tengo motivos para sonreírle a la vida un poquito. Echo de menos momentos, personas y situaciones que ya no se repetirán, pero todo pasa por algo y estoy segura de que me deparan cosas bonitas. Que después de la tormenta viene la calma, o eso dicen. 

Me ha dado mucho tiempo a reflexionar. Y 2020, habrás sido una linda mierda para mucha gente pero yo he aprendido más de ti que de todos los que te preceden. He reforzado mis valores mucho más. Me he dado cuenta de lo que valgo, de que el que está a mi lado tiene suerte de tenerme. Y  no quiero sonar vanidosa no me malinterpretes, pero a los míos los quiero de una forma tan bonita que nunca me permitiría hacerles daño. Y estoy muy orgullosa de mí. El año ha sido muy duro pero he aprendido a hostias que puedo hacer todo lo que está en mi mano y aún así no ser suficiente. He dado lo mejor de mí cada vez que estaba con alguien, lo he hecho lo mejor que he podido y he sabido. Y solo con eso ya puedo estar contenta. 

Debemos aprender que los años no acaban en diciembre, que cada año se acaba cuando dejas ese bucle infinito vivido y comienzas otra etapa de la que vas a salir entero y sonriendo, y yo estoy en esa etapa ahora mismo. Me valoro, me quiero y me aprecio como no lo han hecho conmigo. 

2020 gracias por el aprendizaje y por lo que me he reído. Hasta octubre tampoco he sido tan infeliz, me he sentido muy arropada y es de agradecer.

2021 voy a vivirte como si fueras el último de mi vida. Y que venga lo que tenga que venir y me sorprenda lo que me tenga que sorprender, que yo ya no paso ni un día más sin levantarme de la cama a bailar y a cantar. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

♡Volver a ser Pequeña...♡